Marisol Francés, residente de Fuenlabrada, recibió hace siete años una isla en el río Xingú, uno de los afluentes del Amazonas, como regalo de su esposo José Miguel Ogalla. Bautizada como «Marizó», la isla fue adquirida por 12.000 euros a una brasileña de raíces nativas. En medio de la jungla, esta isla fluvial carece de cocoteros y alberga un pequeño dispensario de madera para atender a la población local de Pará.
Marisol, de 49 años, enfrenta la vida en la selva rodeada de caimanes, anacondas, pumas y jaguares. Con una valentía inquebrantable, narra su experiencia abriendo senderos a machete y superando múltiples adversidades.
La historia de Marizó va más allá del romance de sus propietarios. Ogalla, de 67 años, ha dedicado su vida a la supervivencia en entornos extremos, colaborando con comunidades nativas en América, Asia y Oceanía. Su proyecto humanitario en Brasil, que brindaba atención a miles de personas, fue abruptamente interrumpido en 2018 cuando el gobierno estatal expropió la isla para un proyecto de embalse.
A pesar de los desafíos y obstáculos legales, Marisol y José Miguel continúan adelante con su labor humanitaria en la región del Xingú. Este matrimonio ha encontrado en la selva más que un hogar; un propósito de vida compartido, construyendo juntos un legado solidario y comprometido con los habitantes ribereños.